Recientemente, el Bitcoin superó los 120,000 dólares, y el Ethereum alcanzó un máximo de 4,700 dólares, lo que a primera vista parece indicar que el mercado está en plena prosperidad. Sin embargo, al observar más de cerca, se puede notar que este aumento es esencialmente diferente de los anteriores bull runs.
La situación actual del mercado se asemeja más a un banquete dirigido por instituciones, en lugar de una celebración en la que participan muchos inversores minoristas. En septiembre del año pasado, el Bitcoin estaba por encima de 60,000 dólares, mientras que el Ethereum apenas rondaba los 2,600 dólares. Según la lógica habitual, un aumento tan significativo debería haber generado un fervor en todo el mercado de criptomonedas. Sin embargo, la realidad es que las monedas pequeñas han estado cayendo continuamente y la atmósfera del mercado es excepcionalmente fría.
Al revisar la última bull run, vimos una gran afluencia de minoristas, un flujo constante de capital, el precio de varios nuevos tokens disparándose, y todo el mercado rebosante de efectos de riqueza. En esta ocasión, el mito de los rendimientos de cien veces casi ha desaparecido; tener rendimientos de tres veces ya se considera un desempeño bastante bueno.
El mercado actual depende principalmente del capital institucional, las actividades en cadena son escasas y el mercado de criptomonedas pequeñas está en declive. Los nuevos inversores son escasos y el capital existente no se atreve a salir fácilmente, lo que ha creado un estado de equilibrio peculiar. El Bitcoin alcanzó un nuevo máximo y el Ethereum rompió un punto importante, pero no provocó una excitación generalizada en el mercado, un fenómeno que sería inimaginable en el pasado bull run.
Es aún más notable que la liquidez de Bitcoin está disminuyendo, la influencia de los mineros se ha debilitado y el mercado está casi completamente controlado por grandes instituciones. La falta de cotizaciones de pequeñas monedas y el efecto de riqueza generalizado hacen que este mercado parezca haber perdido la vitalidad de antaño.
Por lo tanto, no debemos dejarnos engañar por los números superficiales. La situación actual del mercado se asemeja más a un juego entre instituciones que a un verdadero bull run. Un verdadero bull run debería ser un estado en el que los inversores comunes participen activamente, y el mercado esté lleno de vitalidad y oportunidades.
Para los inversores comunes, es más importante mantener la racionalidad y la precaución en un entorno de mercado como este que seguir ciegamente la tendencia alcista. Al mismo tiempo, prestar atención a los cambios del mercado y esperar la llegada de verdaderas oportunidades también es una elección sabia.
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DeFi_Dad_Jokes
· hace10h
¿Cómo puede un inversor minorista competir con los grandes institutos?
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OptionWhisperer
· hace10h
La moneda pequeña ha muerto, pero el experto aún sigue jugando.
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ValidatorViking
· hace10h
las métricas del nodo no mienten... las ballenas institucionales han secuestrado la dinámica de consenso, para ser honesto
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SerLiquidated
· hace10h
Las posiciones en largo de futuros han obtenido liquidación
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DAOdreamer
· hace10h
El inversor minorista aún es mejor que dormir a pierna suelta.
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ParallelChainMaxi
· hace10h
Otro entendió ha visto a través del mercado
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ZenMiner
· hace11h
¡Los inversores minoristas ni siquiera pueden beber sopa!
Recientemente, el Bitcoin superó los 120,000 dólares, y el Ethereum alcanzó un máximo de 4,700 dólares, lo que a primera vista parece indicar que el mercado está en plena prosperidad. Sin embargo, al observar más de cerca, se puede notar que este aumento es esencialmente diferente de los anteriores bull runs.
La situación actual del mercado se asemeja más a un banquete dirigido por instituciones, en lugar de una celebración en la que participan muchos inversores minoristas. En septiembre del año pasado, el Bitcoin estaba por encima de 60,000 dólares, mientras que el Ethereum apenas rondaba los 2,600 dólares. Según la lógica habitual, un aumento tan significativo debería haber generado un fervor en todo el mercado de criptomonedas. Sin embargo, la realidad es que las monedas pequeñas han estado cayendo continuamente y la atmósfera del mercado es excepcionalmente fría.
Al revisar la última bull run, vimos una gran afluencia de minoristas, un flujo constante de capital, el precio de varios nuevos tokens disparándose, y todo el mercado rebosante de efectos de riqueza. En esta ocasión, el mito de los rendimientos de cien veces casi ha desaparecido; tener rendimientos de tres veces ya se considera un desempeño bastante bueno.
El mercado actual depende principalmente del capital institucional, las actividades en cadena son escasas y el mercado de criptomonedas pequeñas está en declive. Los nuevos inversores son escasos y el capital existente no se atreve a salir fácilmente, lo que ha creado un estado de equilibrio peculiar. El Bitcoin alcanzó un nuevo máximo y el Ethereum rompió un punto importante, pero no provocó una excitación generalizada en el mercado, un fenómeno que sería inimaginable en el pasado bull run.
Es aún más notable que la liquidez de Bitcoin está disminuyendo, la influencia de los mineros se ha debilitado y el mercado está casi completamente controlado por grandes instituciones. La falta de cotizaciones de pequeñas monedas y el efecto de riqueza generalizado hacen que este mercado parezca haber perdido la vitalidad de antaño.
Por lo tanto, no debemos dejarnos engañar por los números superficiales. La situación actual del mercado se asemeja más a un juego entre instituciones que a un verdadero bull run. Un verdadero bull run debería ser un estado en el que los inversores comunes participen activamente, y el mercado esté lleno de vitalidad y oportunidades.
Para los inversores comunes, es más importante mantener la racionalidad y la precaución en un entorno de mercado como este que seguir ciegamente la tendencia alcista. Al mismo tiempo, prestar atención a los cambios del mercado y esperar la llegada de verdaderas oportunidades también es una elección sabia.